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Enfermedades del Jamón. Lista Completa

El jamón es uno de los alimentos más apreciados en nuestra gastronomía, y uno de los que más exportamos fuera de España. Pero ¿sabías lo complejo que es conseguir un jamón perfecto? ¿Con sus propiedades organolépticas en perfecto estado? Hay que tener en cuenta una gran cantidad de parámetros durante todo el proceso de producción, desde la temperatura hasta la humedad, así como posibles enfermedades. Y todo esto para evitar alteraciones que pudieran afectar notablemente a su sabor. Hoy te lo vamos a contar todo sobre las enfermedades que puede tener un jamón, ya sea ibérico o serrano, así como la mejor manera de identificarlas todas ellas. ¡No te las vas a querer perder!

untando sal en un jamón crudo

Ácaros o piojillo del jamón

Comenzamos con unos de esos bichillos que a todo amante del jamón le dan pavor: los ácaros, o piojillos del jamón. En realidad, hablamos de unos microorganismos tan pequeños que son prácticamente indetectables. Lo único que podrás ver son una especie de manchas blancas que, si te fijas atentamente, se mueven.

ácaro del jamón o piojillo

Estos insectos se van comiendo poco a poco la parte exterior del jamón, generando así grietas en todas las piezas. Si bien es cierto que no son peligrosos para nuestra salud, siempre resulta desagradable saber que hay insectos en nuestra comida. Además, afecta de forma negativa al sabor del jamón.

Si quieres prevenir la infestación de estos bichitos, te recomendamos que vigiles siempre tanto la temperatura como la humedad del lugar donde almacenas tu jamón. Y es que es necesario que el espacio sea fresco y que sea seco. De esta manera, no tienes por qué tener problemas de este tipo.

▶️ Aprende más acerca de el piojillo del jamón

Bicheras

No podemos dejar de hablar de las bicheras, que son unas moscas de un tamaño bastante pequeño. Estas pueden llegar a depositar sus huecos en la superficie del jamón, puesto que es el espacio perfecto para que sus larvas evolucionen. Una vez estas eclosionan, pueden alimentarse sin problema de toda la carne que las rodea, generando así tanto agujeros como pequeños túneles en el jamón. Y esto no solo afecta de forma visual a nuestra pieza, sino que también compromete gravemente su calidad.

Sucede más o menos lo mismo que con los ácaros, y es que la mejor forma de prevenirlos es mantener la pieza protegida y bien almacenada.

Coleópteros

¿Has escuchado hablar en alguna ocasión de los coleópteros? Estos escarabajos pueden causar daños muy parecidos a los de las bicheras, que acabamos de mencionar. Y es que el funcionamiento es similar: depositan sus huecos en la carne, y las larvas, una vez eclosionan, se alimentan de ella. Está de más señalar que, en caso de una infestación de este tipo, el jamón no debe consumirse. Si el problema se ha dado en la tienda en la que has adquirido el producto, lo ideal sería acudir a que te devolvieran el dinero o te lo cambiaran por otro jamón.

Pero ¿y si se ha dado en casa? En ese caso, se deberá siempre a un mal control de la temperatura y de la humedad, como hemos señalado con anterioridad. De ahí que siempre se haga tanto hincapié en la importancia de elegir bien el espacio donde se va a almacenar el jamón.

Necrobia Rufipes

Y continuamos con otro tipo de escarabajo, en este caso conocido como Necrobia Rufipes. No es común en nuestro país, por suerte, puesto que es un insecto que se alimenta directamente de la carne del jamón. Lo ideal en este tipo de casos es detectar la plaga antes de que esta llegue a ser preocupante, y así poder eliminarla por completo.

necrobia rufipes

▶️ Más acerca del escarabajo necrobia rufipes

Coqueras

No todas las enfermedades del jamón provienen de insectos, pese a que pudiera parecer eso a priori. Por ejemplo, las coqueras son un tipo de alteración totalmente diferente. En este caso, hablamos de pequeñas protuberancias que suelen aparecer en la superficie de piezas que ya han sido curadas. Las razones por las que pueden aparecer son diversas y variadas: más grasa de la cuenta, que las condiciones de curado no hayan sido las adecuadas…

No son un riesgo para la salud, pero es cierto que rompe por completo con la estética que podemos esperar del jamón.

Jamón acortezado

¿Has visto en alguna ocasión un jamón cuya corteza sea mucho más quebradiza de lo habitual, llegando incluso a desprenderse con facilidad? Normalmente, esto se conoce como jamón acortezado, y se debe a que el proceso de secado no ha sido el adecuado. O a que el almacenamiento no cumplía con todas las necesidades que ya hemos mencionado antes. Sí, puedes consumir este tipo de jamón, pero su vida útil se verá reducida drásticamente. ¡Tendrás que comerlo mucho más rápido!

¿Cómo se evita esto? Fácil: se deben seguir todas las recomendaciones pertinentes tanto durante el secado como durante el almacenamiento. Y, por supuesto, tratar de forma adecuada el producto para evitar daños posteriores.

Cómo saber si el jamón está en mal estado

Lo ideal es saber detectar todas estas alteraciones de forma temprana, para así evitar que estos productos se consuman. Y aquí te vamos a dar algunos tips para que puedas notar si el jamón que acabas de comprar está en mal estado:

  1. El color es crucial, así como el aspecto visual en general. Tanto los ácaros como las bicheras, e incluso los coleópteros, alterarán notablemente su estética. Verás ciertos agujeros, o protuberancia en el caso de las coqueras. E incluso en el caso de un jamón acortezado, notarás que su corteza tiene una textura y una apariencia diferente.
  2. El olor también es importante. Si notas que es desagradable, o que es rancio, esto puede indicar que el jamón está en mal estado.
  3. Es imprescindible que toques el jamón, puesto que, si notas que la carne está excesivamente seca o pegajosa, podrías estar ante un claro deterioro. No siempre es posible hacerlo antes de comprarlo, ¡pero sí antes de consumirlo!
  4. Es en el sabor donde más notarás si tu pieza está en mal estado, pero es cierto que nadie quiere descubrirlo de esta manera. De ahí que te recomendemos fijarte bien en los puntos que hemos señalado anteriormente, para evitarte este problema.

Por último, te recomendamos echarle un vistazo también al envoltorio en sí, y ver si este está roto o dañado, además de vigilar la fecha de caducidad o consumo preferente. Esto debe aparecer siempre en el etiquetado, y son una prueba de que el jamón ha seguido todas las normas de sanidad. Y, por supuesto, si te aseguras de que todo está correcto, ten especial cuidado con el almacenamiento del producto para evitar problemas a posteriori.