Como productos vivos que son, los jamones pueden tener, en ciertas ocasiones, algunas alteraciones en su textura o en su color. La clave para poder identificar si estas alteraciones provienen de enfermedades o no tienen por qué preocuparnos es conocerlas lo máximo posible, ¡y para eso estamos nosotros! Para ayudaros a descubrir mucho más sobre el mundo del jamón. Y hoy vamos a hablar de lo que se conoce como linfonódulos o nódulos linfáticos, que puede que hayas visto en alguna ocasión al cortar jamón. ¡Sigue leyendo!

Qué son los nódulos que aparecen en el jamón
¿Te ha ocurrido en alguna ocasión que, al cortar el jamón, te encuentras un tejido de color marrón cuya textura te sorprende o no se corresponde con lo que esperabas? Puede que estés ante lo que se conoce como linfonódulos o nódulos linfático. De estos dos últimos se distinguen entre linfonódulos plopíteos superficiales o profundos, puesto que depende de dónde se encuentren. Esto es algo que tienen absolutamente todos los jamones, da igual cuál sea su raza, cómo hayan sido tratados o incluso qué hayan comido. ¡Y también da igual su edad! Es algo totalmente habitual.
No proceden de enfermedades, ni se deben tratar como anomalías, ni mucho menos. Es algo que realmente forma parte de los cerdos de forma natural y que no afecta en ningún momento a la calidad de la pieza.
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¿Se deben extraer?
Entonces, ¿qué debemos hacer si encontramos un linfonódulo? Se recomienda que se limpie ligeramente la zona, extrayendo la parte “afectada” en sí. Es muy fácil de realizar esta extracción, puesto que basta con que te ayudes con un cuchillo de puntilla y una pinza. De esta manera, puedes dar un ligero corte en la zona que rodea este linfonódulo y quitarlo.
Una vez hayas eliminado esta parte, bastará con que continúes cortando tu jamón de la manera habitual. Es cierto que hay diferentes tipos de nódulos linfáticos, y que algunos pueden ser un poco más grandes que el resto. Pero el procedimiento debe ser siempre el mismo: ¡extracción y a continuar disfrutando!
¿Perjudican al jamón?
Si hemos señalado que no son perjudiciales y que no afectan a la calidad de la pieza, ¿por qué recomendamos extraerlos? Pues es muy sencillo: porque, pese a que el jamón en sí no va a ver comprometido su sabor, sí vas a notar diferencias en la parte afectada. Este nódulo puede hacer que cambie tanto la textura como la degustación de esa loncha en concreto y, para evitarlo, lo mejor es eliminarlo.
Por lo demás, no notarás en ningún momento que el jamón pierda calidad. Al fin y al cabo, no hablamos de anomalías que se correspondan con una enfermedad, o con una patología del animal ni antes ni después de su muerte. Estamos ante un nódulo que forma parte de este y que, por tanto, no supone un problema. La clave en todo este tipo de casos es ser consciente de qué alteraciones puede presentar un jamón, o cuáles son sus características fundamentales. Y, a partir de ahí, saber actuar en consecuencia.
Estos nódulos linfáticos pueden recordar mucho a las petequias del jamón a nivel visual, que tampoco presentan ningún inconveniente en su consumo. Sí hay otras alteraciones, como el piojillo, que pueden ser algo más problemáticas. Recuerda echarle un vistazo a nuestro blog para conocer más sobre el apasionante mundo del jamón. ¡Y disfruta de esta increíble materia prima!