¿Te ha pasado alguna vez que tu jamón ibérico, ese que con tantas ganas habías comprado, se ha puesto malo a los días? Si hay algo que todo amante del jamón odia es ese horrible moho que puede aparecer si no se consigue el estado de conservación óptimo. ¡Pues se acabó este problema! Nosotros te vamos a enseñar cómo se guarda un jamón para mantener su sabor y su pureza el máximo tiempo posible.

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Factores que afectan la conservación del jamón serrano
La conservación del jamón serrano depende en gran medida de su entorno de almacenamiento. La temperatura es un factor crucial; el jamón debe ser guardado en un lugar fresco y seco, idealmente entre 15 y 23 grados Celsius. Las variaciones extremas de temperatura pueden provocar deshidratación excesiva o, por el contrario, favorecer el crecimiento de bacterias. La humedad también juega un papel importante; un ambiente demasiado húmedo puede causar moho, mientras que una humedad muy baja puede deshidratar el jamón rápidamente. Además, el jamón debe estar protegido de la luz directa y de corrientes de aire para evitar su deterioro y mantener su calidad.
Otro aspecto fundamental en la conservación del jamón serrano es el manejo adecuado durante el corte y almacenamiento. Una vez iniciado el corte, es esencial cubrir la parte expuesta del jamón con un paño limpio o una funda especial para evitar la deshidratación y la contaminación. Además, el uso de utensilios limpios y bien afilados ayudará a mantener la integridad del jamón y evitará la proliferación de bacterias. La rotación regular del jamón y la revisión periódica de su estado también son prácticas recomendadas para asegurar que el producto se conserve en las mejores condiciones posibles durante su consumo.
Con estas premisas, ahora vamos al meollo del asunto: las variables que pueden darse a la hora de conservar un jamón.
Si no has empezado todavía el jamón
¿Aún no has comenzado el jamón? En ese caso, lo que debes hacer es mantenerlo colocado en el jamonero en un lugar fresco, donde el sol no pueda dañarlo. Además, es importante que el ambiente sea lo más seco posible, puesto que así evitarás la aparición del tan temible moho. Por supuesto, deberás quitarle el envase en el que te lo dieran en la tienda, ya que mantenerlo dentro de este haría que el moho saliera con mucha más rapidez. Es mejor que le dé el aire, controlando siempre la temperatura y la humedad. Eso sí: usa un trapo para taparlo, siempre de algodón y seco.
Si crees que vas a tardar mucho en consumirlo, siempre podrás optar por acudir a una tienda especializada y que lo corten en lonchas para envasarlo al vacío. Esta es una de las mejores maneras de mantener un jamón en buenas condiciones, puesto que te permitirá incluso congelar los envases que no vayas a consumir y descongelarlos cuando quieras comerlos. Quizá cambie ligeramente el sabor, ¡pero no se te pondrá malo!
Si el jamón ya está abierto
Si ya has abierto el jamón, hay otras formas de mantenerlo. Lo ideal es que optes por tenerlo siempre en el jamonero, porque es ahí donde tendrá la posición óptima. Además, debes tener cuidado con la posición. La mejor manera de conservarlo es poner la babilla hacia arriba, manteniendo la pezuña abajo, porque así evitarás que se seque más rápido de la cuenta. Normalmente, lo mejor es taparlo con un trapo de algodón para evitar el contacto directo de la luz y del aire. Hay quien también añade, en la parte inferior, un papel film para conservarlo mejor.

Son muchos los especialistas que, además, usan la grasa del jamón para proteger la carne que está expuesta. Para ello, tendrás que hacerte con la grasa blanca del jamón que se extrae cuando haces los primeros cortes, y tenerla siempre echa una especie de bola en la nevera. Cada vez que vayas a guardar el jamón tras cortarlo, podrás empapar la parte descubierta con esta grasa. Eso ayudará a que se mantenga tanto su sabor como su textura.
La importancia de la curación de la pieza
A la hora de saber cómo mantener un jamón, también es importante saber si la pieza está muy curada o si, por el contrario, está fresca. Porque si está dura o curada, lo ideal es que se consuma lo más rápido posible. De otro modo, acabaría por secarse más de la cuenta y perderíamos todo su sabor. Pero si está muy fresca, sí que podrás conservarla más tiempo para que no esté demasiado cruda. Si crees que tardarás en comer el jamón, o si tienes pensado dejarlo reposando un tiempo, es mejor que te hagas con una pieza más cruda. ¡Así le sacarás mucho más provecho!
Para saber si está más o menos curado, siempre podrás preguntar en el lugar en el que lo estás comprando. Si es un regalo, podrás presionar la parte más estrecha del jamón para saber su curación. Cuando la babilla se hunde fácilmente, significa que el jamón está bastante fresco.
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Temperatura recomendable
En ambos casos, tanto si el jamón está empezado como si no, la temperatura óptima debe ser bastante fresca. Se recomienda evitar las temperaturas demasiado altas, algo que puede llegar a ser problemático en verano. Y es que lo ideal es que se mantenga entre los 15 y los 23 grados centígrados (unos 59 a 73 grados fahrenheit. Si bien esto es fácil en invierno, en otras estaciones puede suponer un inconveniente.

Si en tu hogar dispones de una despensa o una bodega, este es el mejor espacio en el que mantener el jamón. No obstante, son muchas las casas que no tienen estos lugares. En ese caso, tendrás que buscar un rincón en la cocina donde no haya luz directa ni esté cerca de los fogones. ¡Y evita también los grandes ventanales!
Si has comprado el jamón directamente en lonchas, lo mejor es que lo guardes directamente dentro de la nevera. Para disfrutar mejor de su sabor, no tendrás más que sacarlas una media hora antes del consumo, para así conseguir que su temperatura aumente.
Evita la luz directa
Como hemos señalado, es importante que el jamón se mantenga bien protegido de la luz del sol directa. Esta puede acabar por secarlo, y eso haría que prácticamente se echase a perder.
Busca un lugar lejos de las ventanas, donde pueda estar siempre a la sombra y resguardado. Pero, además, debes tener también cuidado con la luz artificial, puesto que también podría acabar por dañarlo. La cocina suele ser un buen sitio para mantenerlo, siempre y cuando te ayudes de un trapo. ¡Es la clave fundamental en su conservación!
Frecuencia de consumo
Además de todo lo que hemos señalado anteriormente, es importante tener en cuenta cuál debe ser la frecuencia de consumo. Lo ideal es que intentes consumir el jamón al completo en un mes, o un mes y medio, aproximadamente. Si eres consumidor habitual de jamón, y cada día vas cortando unas cuantas lonchas, sin duda este se mantendrá en las condiciones óptimas. Para elegir la pieza más adecuada, deberás tener siempre en cuenta cuántos sois en casa, cuánto jamón consumís o si hay un evento importante. Además, recuerda que el tiempo de curación también incide en la frecuencia de consumo recomendada.
En el caso de que no suelas comer jamón muy a menudo, o seáis pocos en casa, lo mejor es optar por comprar la pieza en lonchas y envasarlas al vacío. ¡Se mantendrá en las condiciones ideales durante mucho más tiempo!
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